Primero a Dios gracias por permitir escribir y transmitir estas palabras, gracias por dejarme tomar este bolígrafo. El día 26 del presente año vi la muerte, pero fuiste tu quien me disté otra oportunidad. Sufrí un accidente de tránsito cuando me desplazaba de la ciudad de Medellín hacia la ciudad de Cúcuta. El vehículo particular impacto a un vehículo de transporte de combustible, salí lesionado de mi brazo izquierdo, fui trasladado a un hospital donde fui atendido por el personal médico de dicho centro asistencial. Que dolor tan grande sentía para ese momento, allí comenzó esta travesía tan dura y degradante para mí como ciudadano migrante; (…Yackson continua su historia con el regreso a Venezuela en el camino a Cúcuta) 1 mis dos compañeros que eran hermanos aun me esperaban para salir a tomar el camino hacia la frontera colombo – venezolana, abordamos otro vehículo que había coordinado el chofer que habíamos contratado primeramente, nos trasladamos a Bucaramanga a un hotel, al día siguiente otro vehículo nos trasladaría a Cúcuta, ya en horas de la tarde estábamos en la ciudad de Pamplona donde el conductor nos dejó abandonados con el frío que tocaba nuestros huesos, pensando cómo íbamos a salir de allí sin dinero ya que lo habíamos gastado todo.
Pasamos la noche a la intemperie con mucho frío, saliendo caminando de Pamplona a Cúcuta una travesía que no se la deseo a ninguna persona, muchas historias contadas por hermanos venezolanos, buenas y malas, sentí el desprecio de muchas personas, hasta de mi propia esposa y suegra al ver no encontraba trabajo para el sustento familiar, en suelo colombiano, que tristeza siento en este momento y el pensar que va a pasar mañana cuando salgamos de este refugio que nos dio la oportunidad de comer y beber; que vendrá cuando salgamos rumbo a la frontera, las historias que nos expresan no son muy alentadoras. Pasar cuarentena con hambre, sin dinero, sin nuestras familias, qué será de nosotros.
Yackson Ramírez, migrante venezolano.
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